Hace poco se estrenó en Netflix un diálogo en vivo de una hora y veinte minutos entre Michelle Obama y la popular conductora y empresaria estadounidense Oprah Gail Winfrey (“Con luz propia”). Con la excusa de presentar el último libro de la ex primera dama de los EEUU, abogada y escritora, “The light we carry” (“Con Luz propia”), las dos amigas se sentaron a dialogar ante un estadio de la ciudad de Los Ángeles lleno de personas que quisieron escuchar los consejos de una de las personas más populares de este país y sus reflexiones sobre cómo encarar la vida, los problemas, la pareja, la familia y la crianza.
Los mejores años
Entre risas y chistes internos, las dos amigas confesaron su admiración mutua y hablaron sobre los inicios de la escritora como abogada en Chicago, su matrimonio con el ex presidente Barack Obama y el esfuerzo que le tomó construir la vida que ella tiene hoy. “La década de los cincuenta es para ser todo aquello que has venido a ser”, dijeron las dos a su vez que explicaron que actualmente los científicos no dedican ni tiempo ni recursos a estudiar problemáticas femeninas como la menopausia. “Estos son mis mejores años. Me siento más ‘yo’ que nunca. Siento que hay sabiduría en mí”, dijo Michelle quien busca empoderar a mujeres de todo el planeta.
Quince minutos antes de que termine la entrevista, Oprah le recuerda a Michelle sobre un pequeño manifiesto para sus hijas, Malia y Sasha, que escribió en el libro: “Quiero que mis hijas tomen decisiones basadas en lo que ellas son, no en lo que la sociedad dice que ellas tienen que ser. Hablamos poco sobre lo que significa ser feliz y esta definición es diferente para cada uno de los seres humanos. La definición en sí misma es estrecha y no les cabe a todos por igual”, explicó y recalcó: “El mandato de que sólo serás feliz si encuentras al amor de tu vida y te casas es ridículo. Algunas personas no están hechas para el matrimonio y otras no encontrarán un compañero para amar. Pero hay felicidad en otro lado. Yo no quiero que mis hijas crean o sientan que el matrimonio es un trofeo que debe ser cazado o ganado. Quiero que mis hijas y todas las jóvenes tengan la opción de tomarse el tiempo para descubrir quiénes son y quiénes quieren ser. Que lo decida cada una de ellas”.
Para los varones, sucede algo parecido con respecto a los mandatos: “Hay una definición muy escueta sobre lo que significa ‘ser hombre’. ¿Y si no querés manejar una empresa? ¿Si no deseas ser líder? ¿Qué pasa si querés quedarte en tu casa y criar a tus hijos? Muchos varones están malhumorados todo el día porque siguen estos mandatos”, dijo Obama-
En 2015, la premiada escritora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie escribió el libro “Todos deberíamos ser feministas”, una suerte de decálogo y de historia que explica por qué el pensamiento feminista es humanitario.
Valorar la diferencia
Allí desarrolla algunos conceptos que suman al mini manifiesto de Michelle Obama y que comparto a continuación: “1. Sé una persona plena. La maternidad es un don maravilloso, pero no te definas únicamente por ella. 2. Hagan las cosas juntos. En ocasiones, las madres, tan condicionadas para ser y hacerlo todo, son cómplices de la reducción de la función de los padres. 3. Enseñale a tu hija que ‘los roles de género’ son una solemne tontería. No le digas nunca que debe hacer algo o dejar de hacerlo ‘porque es una niña’. ‘Porque eres una niña’, nunca es una razón para nada. Nunca. 4. Ser feminista es como estar embarazada. O lo estás o no lo estás. El bienestar de una mujer debe basarse en algo más que la benevolencia masculina. 5. Enseña a tu hija amor por los libros. Si todo falla, recompénsala. Conozco a una nigeriana notable, una madre soltera que está criando a su hija en Estados Unidos; a su hija no le gustaba leer, así que decidió pagarle cinco centavos por página. 6. Enséñale a cuestionar el lenguaje. El lenguaje es el depositario de nuestros prejuicios, creencias y presunciones. Pero para enseñárselo tendrás que cuestionar tu lenguaje. 7. Jamás hables del matrimonio como un logro. Un matrimonio puede ser feliz o desgraciado. Nunca es un logro. 8. Enséñale a rechazar la obligación de gustar. Su trabajo no es ser deseable, su trabajo es realizarse plenamente en un ser que sea sincero y consciente de la humanidad del resto de la gente. 9. Dale a tu hija un sentido de la identidad. Enséñale a aceptar las partes de su cultura que son bellas y a rechazar las que no lo son. 10. Fíjate en cómo tratas el tema de su apariencia. Anímala a practicar deporte. Si le gusta el maquillaje, deja que se maquille. Si le gusta la moda, déjala que se arregle. Pero si no le gusta ni una cosa ni la otra, déjala tranquila. 11. Enséñale a cuestionar el uso selectivo que hace nuestra cultura de la biología como “razón” para las normas sociales. Las normas sociales las crean los seres humanos y no hay ninguna que no pueda cambiarse. 12. Háblale de sexo y empieza pronto. Dile que el sexo puede ser algo bello y que, aparte de las consecuencias físicas evidentes (¡para ella como mujer!), también puede tener consecuencias emocionales. 13. Llegará el amor, así que asúmelo. Enséñale que amor no es solo dar, sino también recibir. 14. Al enseñarle sobre la opresión, ten cuidado de no convertir a los oprimidos en santos. 15. Háblale de la diferencia. Convierte la diferencia en habitual. Haz normal la diferencia. Enséñale a valorar la diferencia”.
¿Y saben qué? Todo esto también se los diría a los niños varones que hoy están creciendo en este mundo dinámico y cambiante. Para que vean a sus pares, sean como fueran, como iguales. Y para que las oportunidades y los caminos se abran iguales, para todos.